Caffe del Arte es el lugar perfecto para leer este libro. Su salón pequeño y discreto invita a pensar en los amores furtivos, y sus paredes llenas de arte calzan a la perfección con la personalidad bohemia de uno de los protagonistas. Foto: Zvonimir Ilovaca Leiro
Esta novela de la estadounidense Laurie Colwin no tiene mucha acción, pero las reflexiones de la protagonista y los diálogos ayudan a engancharse a una historia de amor que parece imposible
Durante la lectura de Felicidad familiar, una novela de la estadounidense Laurie Colwin, surgen un sinfín de preguntas que invitan a hurgar en la propia vida. Por ejemplo, ¿hasta qué punto hacemos lo que realmente queremos? ¿Estamos, más bien, siguiendo los patrones que nos impone la familia y la sociedad? ¿Hacer lo que se considera correcto es garantía de felicidad?
La historia de Polly, una neoyorquina de 30 años de edad, dispara todas estas reflexiones. Durante las primeras páginas es posible conocer la cotidianidad apacible de esta mujer, que tiene un esposo honesto y amable, unos hijos maravillosos y un trabajo flexible que le da satisfacciones. También cuenta con la presencia de su familia, de origen judío, que valora enormemente la rectitud, la buena posición y el apoyo de la tribu.
Todo parece indicar que Polly tiene una vida perfecta, envidiable y feliz. Pero esa imagen tiene sus fisuras: bajo la fachada que ella misma se ha impuesto, yace una mujer necesitada de afecto y atención. Sus carencias la conducen a lo que ella considera un pecado imperdonable: la infidelidad —tranquilos, no estoy haciendo spoilers; ya esto se lee en la contraportada del libro—. Lincoln, el amante, es un pintor bohemio, un tanto ermitaño, que se enamora de la verdadera esencia de Polly y que no tiene miedo a decirle la verdad de frente.
Ese encuentro es el detonante de los días tormentosos de la protagonista, que coinciden, además, con un invierno cerrado y repleto de nieve. Tras este acontecimiento, Polly empieza a preguntarse qué es lo que está mal en su vida, por qué ha seguido un camino que nunca hubiese imaginado, y cuál es el fondo de su aflicción. Estas son algunas de las preguntas que se hace en un momento determinado: “¿Y si nunca había sido feliz cumpliendo esas obligaciones? ¿Y si este papel había representado una carga desde siempre? ¿Y si nunca se había sentido a gusto en su familia o querida por su marido?”.
A lo largo de la narración no ocurren cosas espectaculares. En realidad, no pasa nada. Hay cenas, citas furtivas, planes rutinarios. No en vano la biografía de Laurie Colwin, que se cita en esta edición del libro, dice que fue una Jane Austen moderna. Y creo que tienen razón: salvando las distancias, esta autora domina el arte de enganchar a los lectores con el poder de buenos diálogos e introspecciones. El lector se siente dentro de la cabeza de la protagonista, oye sus pensamientos repetitivos, sus incoherencias y sus dilemas morales más secretos.
Reconozco que ese exceso de reflexiones no es para todo el mundo. Quizás haya alguien que se aburra con la lectura. Pero yo, en lo personal, la disfruté muchísimo. Me sentí muy identificada con Polly y con ese afán por agradar a todos. Sufrí con ella, me molesté con ella y saboreé sus victorias. Mientras iba leyendo me replanteé muchas cosas sobre mi propia vida, y después del final —que, a mi juicio, es absolutamente maravilloso—, le he seguido dando vueltas al asunto. Por mi parte, creo que no se le puede pedir más a un libro.
El fragmento
“Polly pensaba que admitir la propia infelicidad se parecía mucho a abrir una puerta y encontrarse con una pared de ojos amarillos. Su problema no era haberse enamorado de Lincoln, ni siquiera lo que había posibilitado haberse enamorado: su problema era ella misma. Era el yugo que se había puesto sobre la cerviz, las normas a las que se había sometido voluntariamente y el hecho de que por debajo de todo el servicio, cariño, cuidado y educación había otra Polly que no había afrontado totalmente”.
Una recomendación
En una parte del libro se cita el Cuarteto en Do menor de Brahms. Es buena idea escuchar esta música mientras se leen algunos pasajes de la novela.
Sobre la autora
Laurie Colwin nació el 14 de junio de 1944, en Manhattan, Nueva York. Estudió en Bard College, en la Universidad de Columbia y en la Sorbona. Trabajó para agentes literarios, y también fue editora y traductora, además de escritora en publicaciones como The New Yorker, Mademoiselle y Redbook. Vendió su primera historia a The New Yorker cuando tenía 25 años de edad. De acuerdo con los críticos, Colwin supo entender y representar a la clase media-alta de Nueva York. Fue autora de cinco novelas: Goodbye without leaving, Felicidad familiar, Tantos días felices, Shine On, Bright and Dangerous Object, y A Big Storm Knocked It Over. También escribió tres libros de cuentos y dos compilaciones de ensayos sobre cocina, que fue otra de sus grandes pasiones. De hecho, durante su juventud preparó comida para quienes participaban en las manifestaciones de la Universidad de Columbia, y más tarde fue voluntaria en organizaciones que ayudaban a personas sin hogar. Colwin murió el 24 de octubre de 1992, a los 48 años de edad, como consecuencia de un ataque al corazón.
Me ha encantado el libro … y conocía la temprana muerte de su autora… saber que la misma se produjo mientras dormía y de un ataque al corazón me ha tranquilizado .. el libro desprende y contagia una angustia real que no se correspondía con una enfermedad mortal … de la misma manera que que te mueres de repente te puedes enamorar ,sin darte cuenta
Muchas gracias por tu comentario, María. Nos contenta que haya aliviado conocer más detalles sobre la vida y muerte de la autora. ¡Saludos!