Cerbantes en la casa de Éboli: entre la historia y la ficción

El Barrio de las Letras es el lugar ideal para sumergirse en un libro sobre un autor del Siglo de Oro español. Escogí la Cervecería Cervantes, en la calle Plaza Jesús, por razones un poco obvias. De todos modos, debo advertir que, como la lectura se hace pesada, el ruido del local puede jugar en contra. Foto: Zvonimir Ilovaca Leiro

 

Esta novela de Álvaro Espina narra una parte de la juventud de Miguel de Cervantes, sirviéndose de elementos reales y ficticios. El contenido es interesante, pero la lectura es realmente tediosa

El título de este libro de Álvaro Espina no tiene un error ortográfico. El nombre de Miguel de Cervantes está con “b” porque el gran escritor español firmó así El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuya primera parte salió a la luz en 1605. En una entrevista con el diario La razón, Espina explica que se usó esa grafía para dar a entender que si el propio Cervantes hubiese sido el autor de su autobiografía, la habría firmado de esa manera.

En todo caso, más allá de los asuntos formales, Cerbantes en la casa de Éboli narra una parte de la juventud de este escritor, mientras trabaja en Madrid como preceptor de Ana, la hija de los príncipes de Éboli. Gracias a este encargo, Cervantes es testigo de una madeja de intrigas políticas, y vive en carne propia las consecuencias de los excesos de los más poderosos.

En el transcurso de la historia, se entremezclan la fantasía y la realidad. Muchos de los acontecimientos que se narran ocurrieron de verdad, pero Espina se permitió algunas licencias para contar detalles sobre una época tan poco conocida del escritor. Por ejemplo, en el prefacio el autor se presenta como el editor de un supuesto documento que se encontró en Orán en 2008, y que recoge datos inéditos sobre la vida de Cervantes. En realidad, tal como Espina ha aclarado en algunas entrevistas, ese texto no existe. Fue un recurso literario que utilizó para arrancar la historia.

Se necesitan grandes dosis de paciencia para terminar este libro de más de 800 páginas. Foto: Zvonimir Ilovaca Leiro

Tampoco hay pruebas de que, efectivamente, Cervantes haya trabajado en la casa de Éboli, pero la posibilidad no se descarta. De todos modos, esa estrategia permitió situar al escritor en medio de los embrollos y roces palaciegos durante el mandato de Felipe II.

En principio, la sinopsis de este libro me llamó la atención y por eso pedí un ejemplar en Edición Anticipada. Empecé a leer y mi ánimo inicial decayó infinitamente. Me aburrí mucho, pero decidí darle la oportunidad. Al final, creo que no hubo un solo momento en el que el texto logró engancharme o entretenerme. El exceso de referencias y explicaciones históricas entorpecieron la fluidez de la lectura, sobre todo al principio.

En la obra de Miguel de Cervantes se hacen muchas referencias al vino y, por eso, el mejor acompañante para esta lectura es una copa de un buen tinto. Y para que no se me subiera la bebida a la cabeza, escogí dos Tapas de Cervantes, tal como las denominan en esta cervecería. Una es de queso roquefort y la otra es de setas. Foto: Ariana Guevara Gómez

Reconozco que el libro está muy bien documentado. Queda clarísimo que el autor hizo un trabajo de investigación extraordinario —tal como lo demuestran las 90 páginas con 466 notas finales—. Pero en un texto narrativo eso no es suficiente. A mi juicio, quizás hizo falta un trabajo de mayor edición para que la obra fuese un poco más accesible.

Por eso, no es un libro que recomendaría. Creo que podría despertar la fascinación de los amantes de la historia o de quienes sientan curiosidad por la vida de Cervantes. Pero hay que acercarse a él ya advertidos: se trata de una obra que va a ritmo lento y que hay que leer con mucha paciencia. Yo, por ejemplo, quedé con un sabor agridulce: me pareció interesante el contenido, pero no logré conectarme con los personajes ni disfrutar de la narración.


El fragmento

“—Yo no he podido desprenderme nunca de los ideales caballerescos en que fui educado, pero he aprendido también que muchos de ellos no son más que sueños irrealizables. El propio emperador terminó sus días consumido por esa evidencia. Había querido edificar su Imperio intempestivamente como la orden del Toisón, gobernándolo a través de sus capítulos territoriales, enlazados con él y entre sí únicamente por el hilo de plata del honor. Pero esos tiempos habían pasado o nunca existieron y él consumió la vida batallando contra sus propios pares, inmerso en un mar de traiciones y negociando una paz humillante con príncipes a quienes consideraba perjuros. No deja de ser amargo reconocer que aquellos ideales eran propios de jóvenes enardecidos. Significa resignarse a envejecer”.


Sobre el autor

Cerbantes en la casa de Éboli es la primera novela de Álvaro Espina, quien es doctor en Ciencias Políticas y Sociología y, entre otras cosas, Administrador Civil del Estado, además de Consejero de Política Económica en el Ministerio de Economía de España. Tal como señala la biografía en la solapa del libro, tiene una carrera amplia como profesor universitario y como investigador externo en la Fundación Argentaria, la Fundación Carolina y el Real Instituto Elcano. Se desempeñó como Secretario General de Empleo y Secretario de Estado de Industria en España, y además formó parte de la task force que negoció la entrada de este país en la Unión Europea. Es autor de más de 100 ensayos, libros y artículos.


Sobre Edición Anticipada

A través de Edición Anticipada, un sistema creado por el Penguin Random House Grupo Editorial, es posible recibir novedades de forma gratuita antes de que lleguen a las librerías. El asunto funciona así: hay que crearse una cuenta, indicar los gustos literarios, y estar muy atento para solicitar el libro de interés antes de que se agote. A cambio, se debe hacer una reseña en un blog, canal de Youtube o cuenta de Amazon.

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