Foto: Anthony Tran (@anthonytran)/ Unsplash
Antes de empezar de lleno con el nuevo año, es bueno hacer un pequeño balance de los libros que disfruté y los que odié en 2017
El 2017 fue un año muy positivo en cuanto a lecturas. No solo porque aumenté el número de libros leídos —pasé de 8 o 9 en 2016 a 37 en 2017—, sino porque me encontré con obras realmente maravillosas. También perdí unas cuantas horas con libros malísimos, pero prefiero quedarme con lo positivo.
LOS MEJORES LIBROS
Posesión de A.S. Byatt
Nunca había escuchado nada sobre esta autora inglesa hasta que una amiga la recomendó en una reunión de un club de lectura. Y cómo lo agradezco. El protagonista de esta historia es un estudioso de la obra del poeta victoriano Randolph Henry Ash, que encuentra por casualidad el borrador de una carta que escribió ese autor a la poeta Christabel LaMotte —por cierto, ninguno de ellos existió en la vida real—. A partir de ese momento empieza una investigación trepidante, con el objetivo de descubrir lo que realmente pasó entre esos personajes. El estilo de la narración, que intercala fragmentos de ensayos, poemas y cartas, es una verdadera delicia.
Un cuarto propio de Virginia Woolf
Este ensayo feminista fue un descubrimiento importantísimo para mí. La autora inglesa aborda con maestría las dificultades de las mujeres para ganar sus propios espacios, sobre todo en el ámbito de las artes y la literatura. La belleza de la escritura y la agudeza de las reflexiones no tienen el más mínimo desperdicio. Se trata de una obra para leer despacio y para releer cada cierto tiempo. La reseña extensa puede encontrarse aquí.
Americanah de Chimamanda Ngozi Adichie
Esta escritora nigeriana se convirtió este año en una de mis favoritas. Me cautivó su estilo sencillo, salpicado de descripciones bellísimas y frases reflexivas. En el caso de Americanah, me gustó el tratamiento que le da al racismo y la discriminación, de la mano de Ifemelu, la protagonista. Es una historia de amor que no se queda en el cliché, sino que sirve de excusa para conocer algunos problemas de la clase media de Nigeria, de la migración en Estados Unidos e Inglaterra, de la construcción de la propia identidad y el sentido de pertenencia. Quizás en algunos momentos se ralentiza un poco el ritmo de la lectura, pero yo la disfruté de principio a fin.
Matar a un ruiseñor de Harper Lee
Este es un libro entrañable, con unos personajes que se quedarán conmigo por muchísimo tiempo. La protagonista es Scout, una niña que vive en el sur de Estados Unidos junto a su padre, Atticus Finch, y su hermano mayor, Jem. Su mirada perspicaz, que no deja de ser inocente, permite conocer el absurdo de la discriminación racial y de las hipocresías de la sociedad de los años treinta. A mi juicio, todos los personajes están perfectamente construidos, y la narración fluye con naturalidad de principio a fin.
El cuento de la criada de Margaret Atwood
En canales de Youtube y blogs no se hacía otra cosa que hablar de este libro, sobre todo por el reciente lanzamiento de la serie en HBO. Desde que escuché de qué se trataba, me llamó muchísimo la atención y tenía miedo de que me decepcionara. Pero no fue así. Es una distopía que, realmente, cuenta con elementos que incluso hoy pueden verse en la vida real, y que muestra un mundo en el que las mujeres tienen roles predefinidos. La narración en primera persona, desesperante y claustrofóbica, está escrita con mucha maestría. La reseña completa puede leerse aquí.
Desoriental de Négar Djavadi
Esta novela llegó en el momento que más lo necesitaba: me sentí muy identificada con algunas experiencias de la protagonista, Kimia, una iraní afincada en Francia, que lucha por encontrar su propia identidad. La autora iraní construye un rompecabezas en el que va enlazando la vida personal de Kimia y su familia, con la historia de Irán y ciertas reflexiones agudísimas sobre la migración en Europa, específicamente en territorio francés. Es una obra que habla sobre las diferencias culturales, las dificultades para adaptarse a una nueva sociedad, la discriminación, la aceptación de la sexualidad, el amor y el poder.
La flor púrpura de Chimamanda Ngozi Adichie
Sé que ya mencioné a Chimamanda, pero este libro no podía quedarse por fuera. Es una novela contada con mucha belleza y sutileza, pero que habla de temas muy duros: la violencia doméstica, la situación política nigeriana, la intolerancia religiosa. La historia está narrada desde el punto de vista de una adolescente, que intenta buscar su propia fortaleza interior en un mundo que se le hace cada vez más hostil. La reseña completa aquí.
Todo se desmorona de Chinua Achebe
Con esta obra imprescindible de las literaturas africanas empezamos el club de lectura Ögügü, dedicado justamente a los autores nacidos en esa región del mundo. La primera novela del nigeriano me impresionó por varias razones. Primero, por el manejo de la narración: va contando en tercera persona todo lo que acontece sin tomar partido. Es un estilo muy desprendido, sin dramatismos. Segundo, porque muestra los asuntos tradicionales de la aldea sin caer en explicaciones excesivas y sin dejar de lado la belleza de las descripciones. Tercero, porque los personajes están muy bien hechos, con un protagonista insoportable que, sin embargo, genera empatía gracias a sus matices.
Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro
Me estrené muy bien con este autor japonés, merecedor del Premio Nobel de Literatura de 2017. Esta es una obra de la que no se puede contar mucho, porque los spoilers pueden arruinar completamente la experiencia. Solo puedo decir que trata sobre unos jóvenes que viven en una especie de internado y que van descubriendo poco a poco el misterio de su origen. El libro está escrito con mucha sencillez, pero atrapa desde la primera página, y lo hace a uno reflexionar sobre la naturaleza humana.
Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson
La protagonista de esta novela tiene una de las voces más originales que he leído nunca. Merricat vive con su hermana Constance, su tío Julian y su gato Jonas en una casa grande, donde hace muchos años ocurrió un crimen en el que murió el resto de la familia. Lo importante, sin embargo, no es tanto develar el misterio sino navegar junto a los pensamientos de Merricat y dejarse llevar por sus excentricidades. La reseña completa aquí.
LOS PEORES LIBROS
Afortunadamente, son pocos.
Pan de limón con semillas de amapola de Cristina Campos
Es una de las peores novelas que he leído en muchísimo tiempo. El coctel está compuesto por personajes cliché, situaciones inverosímiles, narración simplista y frases absurdas. ¿Qué más puedo decir? Es malísimo. La reseña completa aquí.
Hurra de Ben Brooks
Este libro tiene cosas buenas. Por ejemplo, la voz del narrador y de los demás personajes me pareció muy original, y algunas frases son tan sorprendentes que se quedan dando vueltas en la cabeza. Pero, en general, es un libro que no me aportó nada, que se me hizo aburrido y que me disgustó al infinito por la gran cantidad de escenas escatológicas que aparecen sin necesidad. La reseña completa aquí.
Cerbantes en la casa de Éboli de Álvaro Espina
Me da un poco de tristeza incluir este libro aquí, porque aprecio muchísimo el esfuerzo de investigación que hizo el autor para escribirlo. Lamentablemente, se hace muy pesada la narración y sobran muchas páginas. La reseña completa aquí.