Desde febrero de 2018 la línea nueva del Metro de Santiago de Chile cuenta con un espacio tecnológico especial para los lectores afiliados a la biblioteca subterránea
Justo en la salida la línea 6 del Metro de Santiago, en la estación Inés de Suárez, se puede apreciar un rincón mágico con sillas cómodas, paredes repletas de imágenes de libros con códigos QR y un aparato fascinante: un dispensador de libros. La máquina muestra, detrás del vidrio, una gama de obras variadas para complacer todos los gustos.
Esta iniciativa la promueve Bibliometro, un sistema de préstamo de libros en la capital de Chile, que se fragmenta en módulos, y a la que los lectores tienen acceso en las principales estaciones de la ciudad. Desde hace unas semanas, cuenta con una estrategia más moderna para satisfacer tanto a los lectores digitales como a los que prefieren textos en físico
Hasta ahora han instalado 3 dispensadores en la línea más nueva del Metro y cada uno cuenta con 16 obras y 10 copias de cada una. Ray Bradbury, Aldous Huxley, George Orwell, Isabel Allende, Roald Dahl y Ann Cameron, son algunos de los autores que destacan en la vitrina.
Los usuarios afiliados a la red de préstamos pueden pedir hasta 7 libros para leer durante 14 días. Sumando los libros con códigos QR, Bibliometro pone más de 25.000 obras a disposición de los lectores de forma gratuita.
Breve historia de los dispensadores de libros
La idea de entregar libros a través de una máquina no es nueva. Según un artículo publicado en el Huffington Post, el primero que tuvo esta idea fue Richard Carlile en 1822 en Inglaterra. Pero con intenciones más polémicas que las actuales: para vender obras prohibidas.
Luego, en 1937, se lanzó en Londres el “Penguincubator”, un aparato creado por el fundador de Penguin Books, para entregar literatura clásica por el mismo valor de un paquete de cigarrillos.

La idea se expandió y llegó a Estados Unidos en los años cuarenta. El sello HarperCollins lanzó en 1945 VendAvon, una máquina expendedora de libros que se colocó en aeropuertos, hospitales y terminales de ferry. En total instalaron 210 en varios estados con títulos nuevos de todos los géneros.
También se popularizó el Book-O-Mat, de la corporación Rock-Ola, que aplicaba el mismo sistema para vender libros en espacios públicos muy transitados como el Metro de Nueva York.
En España, el emprendedor Francisco “Paco” Valtierra, creó la empresa Vending Books en 2007 y fue uno de los pioneros en instalar máquinas expendedoras de libros en el Metro de Madrid. En 2013 se instalaron en México y en 2016 en Panamá. Ofrecen un programa de franquicia para los que quieran iniciar este modelo de negocio en otras partes del mundo.
En Singapur la empresa BooksActually puso en marcha sus primeras máquinas dispensadoras en 2016 con diseños atractivos y especializados para la distribución de libros.
Aunque el sistema no haya sido exitoso en todas partes, se siguen produciendo nuevas máquinas, que se instalan cada año en muchas ciudades del mundo.
Las innovaciones del siglo XXI
En Canadá la librería The Monkey Paw ideó un sistema original: una máquina dispensadora de libros viejos que funciona de forma aleatoria. El usuario paga 2 dólares por un libro usado, se trata de una sorpresa para el que lo recibe, una forma de creer en el destino que une a libros y lectores. Este aparato ha llevado a un montón de turistas en Toronto a probar la experiencia.
Al sur de Latinoamérica nos encontramos con Bibliometro, que es una propuesta especial porque no se trata de ventas, sino préstamos. Dejan al alcance de los lectores una máquina que funciona durante más de 15 horas diarias los 7 días de la semana.
¿Ya la probaste? ¡Comenta tus experiencias con este tipo de tecnología para lectores!